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20 de jul. 2016

Mala gente. Gente mala

Cuando somos pequeños, estamos acostumbrados a pensar que los monstruos son seres horribles, gigantes y deformados. Sin embargo, nada más lejos de la realidad pues, al igual que los seres mágicos se esconden entre la multitud aparentando ser gente corriente, la mala gente no hace una cosa distinta.
Acostumbro a pensar que todo el mundo tiene cosas buenas, y malas. Sin embargo, he visto pasar por delante de mí a quien no tiene escrúpulos y a quien le importa un pimiento que los de al lado sufran. He visto pasar tan campantes a quienes se atreven a afirmar que ya dieron bastante por sus hijos o amigos, interiorizando que eso de procrear o de tejer relaciones es dar con el propósito de recibir, sin tener ni un ápice de aquello que la buena gente practica, el altruismo y el querer incondicional. Existen así quienes, en lugar de la Amistad o el Amor,  practican las relaciones con condiciones: seré tu colega sí y solo sí me interesa serlo. No conciben a las personas como un fin en sí mismo sino como un medio, de manera que su utilidad depende de hasta cuan lejos pueda llevarles. Estas personas llegan a casa y, a pesar de todo, duermen como si nada ya que ni siquiera les acompaña el sentimiento de culpa o los remordimientos que, de vez en cuando, ha sentido la gente honrada (estos, en su imperfección, de vez en cuando sí se equivocan, a diferencia de los otros). Y es que esta clase de personas siempre ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Tampoco son capaces de generar empatía, pero sí de pasar por encima de todo y de todos para satisfacer su ambición personal que, por supuesto, defienden como beneficiosa para el interés general pues el paternalismo es otra de sus inconfundibles características. Y es que necesitan tener el control, utilizando como nadie un suave chantaje que a penas se nota y que suele darles fantásticos resultados. 
Esta gente sonríe y da palmaditas en la espalda, pero tampoco duda en clavar el puñal si alguna cosa se interpone en sus caprichos de adolescente. Sin importar cuan cercano uno sea. Porque al final, pase lo que pase, siempre te harán creer que estás en deuda con ellos. Y es que, recuérdalo, te dieron la vida, dinero, la casa o el trabajo.  Pero menospreciaron el afecto y el querer. 
Y así es como te enseñaron a pensar que la vida eran favores y bienes materiales, olvidándose de todo lo demás. Porque para la mala gente, no hay vida más allá de la primera persona del singular.
Lástima, para ellos, que siempre haya duendes que acaben colándose entre el bosque para iluminar un poquito la oscuridad y las sombras, y enseñar que la lealtad y la justicia pesan más que la avaricia y la arrogancia. 

3 comentaris:

  1. Chica, ànim. Es la gent tòxica de sempre...pero crec que la seua funció a la nostra vida es dirnos que hem de ser més forts. Jo el que faig ara és ignorarĺos, es la millor opció, no val la pena fer-se mala sang. Besos

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  2. Seguiré teniendo fe en el futuro de la humanidad, si y solo si no deja de haber gente como tú en el mundo. Tami, la clave está en indignarse sin resignarse...

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  3. No sé si merecedora de tanto pero... G R A C I A S infinitas.

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