y se fue

Es curioso cómo siempre que dejo algo medio escrito pierde todo su sentido en cuestión de horas.

Sin tiempo de digerirlo, todavía con tus marcas en mi cuerpo y tu olor acompañándome, te pierdo sin poder hacer nada, sin siquiera poder gritar que te quedes conmigo. Porque aunque quieras, no puedes, a pesar de haberlo intentado. Y trato de tirar de ti, sin conseguirlo, por mucho que me pese.

Cuantas ilusiones, cuantos proyectos, cuanta prisa por hacerlo todo –por si acaso…-, cuantos plazos, fechas, ansias por cumplir lo que estaba fechado para más adelante. Cuantas promesas, que probablemente ya de nada sirven -aunque nunca diré nunca-, cuanta lucha interna, y cuantos ni lo dudes. Cuantos te quieros, cuantas risas y cuantas sonrisas.

Cuanta intensidad, pasión, sabiendo que el tiempo apremiaba y que, por si acaso, había que dejarnos la piel en cada instante. Demasiado amor para tan poca posibilidad. Demasiado perfecto para ser verdad.

 

Pero algún rincón de mí, me dice que esto no ha terminado...