Has entrado en cada poro de mi piel desde el momento en que mi estómago dio
un vuelco. Dudé (mucho) de si lo que se pasaba por el alma era un espejismo o
era real. Y sé que esto no garantiza mi futuro, ni falta que hace, porque lo
que yo quiero es lo que siento ahora, y todo aquello de ti que está fuera
me trae sin cuidado. No me resigno a perderte sin más, a dejar de sentirme
especial y a querer abrigarte con mis abrazos y a arroparte con mi mano en tu
muslo. Me gusta mirarte cuando tu rostro está serio, y entonces, sonríes, y me
riñes, y siento un movimiento a la altura del abdomen que ni quiero ni puedo
controlar. Me sacas una sonrisa cada vez que te leo y una felicidad inmensa con
solamente compartir contigo cafés, tonterías, cenas, caricias y cama. No me resigno a
dejar pasar el tren, a dejar ir sin más lo bonito que la vida me ofrece, porque
me arrepentiría toda la vida de no haber comprobado qué hubiera pasado. Habrá
trabas, dificultades y problemas. Pero estaré a tu lado, detrás o delante. Por mí
y por ti, porque hay cosas que no se merecen, y contra eso no se resigna, se
lucha, aunque cueste, y aunque pese.
Y sí, qué fácil es hablar desde el otro lado. Pero por eso lo hago, porque
tú no puedes. Por eso tiraré de esto, porque estoy en este lado. Porque una
profecía es un deseo que, tarde o temprano, acaba por cumplirse. Pero no hay
que desistir. Yo no voy a hacerlo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada