Y sigues, igual y diferente, estando en mí como llegaste, con la ternura de quien entra sin querer y la fuerza del que rompe esquemas, de quien es capaz de desmontar todo lo previamente esquematizado para afrontar el edificio de la vida.
Y así, como llegaste, estás, a pesar de todo, de lo hecho y lo deshecho.Y a pesar de haber yo perdido el norte, permaneces ahí, cerca, haciéndome ver que la vida es mucho más que lo que hay dentro de mi cabeza. Y te siento, igual o más, con la ilusión de cualquier quinceañera y con las intenciones de crecer a tu lado, de caer y levantarme junto a ti. De subir y de bajar; ni detrás ni delante, sino a tu lado. De reírme hasta que me duela la barriga, y de soñar. Del día a día, de afrontar problemas, de hablarte y escucharte, de llegar y verte, de que me abraces y me busques al despertar. De aprender, y empaparme de ti.
De sentir. Y de sentirte.
Precioso.
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