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10 de jul. 2013

Y viceversa.

"Solo después de un dolor intenso y atávico puede empezar a abrirse paso el conocimiento, la soledad infinita... la vida, en definitiva..."


De pocas cosas puedo sentirme tan afortunada como de haberte conocido -mucho-, de haberte sentido, vivido, comprendido. De haberme entregado y de haber creido, y crecido. De susurrarte al oído y de acercarnos, en todos los sentidos.
Emocionada de haber guardado aquella camiseta en la que ponía que quizás algún día me acordaría de haber visitado una ciudad (quien me iba a decir a mí en aquel entonces...). Emocionada por querer, por ser querida, y por esa odiosa sensación a la altura de los pulmones. Y triste, por lo obvio.
Segura de que lo nuestro es nuestro, irremplazable, inolvidable. Y de que el tiempo será un aliado. Insegura, por tantas otras cosas.

Tan bonito.Y tan triste.

Tanto tanto... 




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